Carta
Abuela:
Hace pocos días se cumplió el segundo aniversario de tu partida física pero esta carta está en borrador desde mucho antes.
En estos días has estado presente en mis pensamientos y necesitaba plasmarlo. Lamentablemente el duelo no es lineal y el dolor aparece en cualquier momento.
"Felices mis ojos de verte" es una frase que me nubla la vista cada vez que recuerdo la felicidad con la que me lo decías después de no vernos por mucho tiempo, no era necesario decirte nada, la felicidad de mis ojos correspondia con la tuya.
Estuviste presente durante 25 años de mi vida, inevitablemente dejaste marca y guardo en mi todo lo compartido.
Entre mis recuerdos favoritos tengo las instrucciones de como contar los vagones de un tren, de los helados en la plaza y del último día que compartimos sin saber que no nos volveríamos a ver; este día esta marcado especialmente por el sentimiento de felicidad, de verte y sentirte mejor.
Vuelvo a veces mentalmente a tu casa, debo confesar que fisicamente no puedo, y casi que puedo sentir el olor de madera barnizada, la naftalina en los armarios, el cacao en la alacena de las tazas, el ruido de la puerta y el crujido de la leña en la estufa. Cuando escucho las campanas de alguna iglesia vuelvo al reloj de pendulo, a darle cuerda hasta dejarla tirante y a la colección de campanitas al costado de la ventana.
No siento esto como algo negativo sino como algo que me permite revivir un poco esos momentos, revivirte un ratito en mi memoria.
Este escrito es para mantener tu recuerdo, ya te deje ir. Anhelabas que 'Dios se acuerde de vos y venga a buscarte' me costó entenderlo, me dolió pero después de transitar un poco mas termine por aceptarlo.
Ahora tu recuerdo esta presente cuando
tomo un té negro
preparo un bizcochuelo
rompo nueces
siento olor a colonia
veo tus costumbres en alguien cercano
reniego con la sábana con elástico
hago platos coloridos
llueve tranquilo
no plancho la ropa
voy a la farmacia
leo el diario los domingos
paso por la estación de Alta Córdoba
veo un nogal
un almendro
una ruda
rosas
un sauce
una iglesia
un tren
No sé dónde te encuentres, pero sé que estás en paz y aunque duela y se escapen mis lágrimas me alcanza para seguir viviendo y honrando tu memoria. Gracias por tantos recuerdos y enseñanzas.
Mis ojos siempre fueron felices de verte, excepto por la última vez, espero sepas entenderme.
Comentarios
Publicar un comentario